Stromboli es una palabra. Un sonoro nombre para uno de los últimos volcanes activos del Mediterráneo. Un volcán de película, gracias a la maravillosa película de Roberto Rossellini de 1958 “Stromboli, terra di Dio“, en la que aparecía Ingrid Bergman en todo su esplendor.
Han pasado más de 60 años y ese sigue siendo, aún hoy, el gran reclamo turístico de Stromboli, una minúscula isla de apenas 500 habitantes perdida en el Mar Tirreno, a unas millas al sur de la Costa Amalfitana y al norte de la isla de Sicilia.

Un gigante no tan dormido

El volcán Stromboli da nombre a la isla, pero también condiciona su presente y su futuro, ya que es la gran atracción turística y por tanto, la base de su economía. Los viajeros que visitan la isla no dudan en andar el sendero que conduce hasta el cráter del volcán… Un volcán que duerme con un sueño agitado.
Los ascensos se hacen a menudo de noche, para poder asomarse al cráter incandescente del Stromboli: una auténtica mirada al Infierno. Para los menos osados, siempre queda la opción de contratar una excursión en barco y presenciar las evoluciones del volcán desde el mar, a una distancia segura.
Normalmente, las explosiones de fuego y lava se repiten rítmicamente cada 20 minutos. Antes de cada erupción se oye un potente rugido, que retumba en toda la bahía. A veces el «susto» pasa a mayores y, como hemos visto estos días, se convierte en una erupción en toda regla, fascinante y pavorosa.
Podemos llegar a Stromboli desde los puertos sicilianos de Milazzo y Messina, haciendo parada en otras islas. El trayecto dura dos horas. Reserva tu travesía con nosotros y llévate tu descuento usando el código TRAVEL.